viernes, 13 de noviembre de 2009

Félix Luna no habla de política

Hace una semana moría uno de los más importantes historiadores de la Argentina. Siete días me tome para escribir sobre él porque no quería hacerlo desde la urgencia periodística por llegar primero.

No quiero contar la biografía del escritor y el detalle de su obra, eso ya lo leyeron en los diarios. Quiero contar como lo conocí y la anécdota que surgió de allí.

A la vez, quiero creer que le estoy contando al propio Félix Luna lo que ocurrió luego de entrevistarlo y nunca pude contarle. Me gustaría saber que diría si supiera lo que un periodista opinó de él.


Decidí entrevistarlo a partir de dos notas que dos periodistas y profesores de periodismo de la facultad donde estudio me encargaron. Entrevistar a Félix Luna servía para ambas notas sin por ello ir en perjuicio de la calidad de ellas, cada nota refería a un tema distinto.


Cuando me contacte con la redacción de su revista “Todo es Historia”, la respuesta fue automática: Felicitas, su hija, me pidió me comunique por teléfono para coordinar fecha y hora de la entrevista.

Ya en la oficina de Luna me encontré con una persona con problemas de salud bien visibles pero sumamente lúcida. Su imagen daba ternura y me hizo recordar a mi propio abuelo.

Antes de entrar a su despacho, espere en el vestíbulo mientras escuchaba lo que decía de Alfonsina Storni – a quien le escribió una canción- a una colega en otra entrevista. Al terminar, entré yo y al instante en que me retiraba ingresó otro periodista.

Allí me di cuenta que a pesar de estar enfermo, Luna estaba dedicando su tiempo a recibir con igual modestia y dedicación a quien necesitara escucharlo.

La entrevista duro apenas veinte minutos pero con una calidad de respuesta que no merecía dedicarle más tiempo, hacerlo no hubiera sido por necesidad periodística sino por el placer de escucharlo -debería haberlo hecho-.

Las definiciones de personalidades como Perón, Yrigoyen, Cobos; y el análisis político pasado, presente y futuro de la Argentina no tenían desperdicio. Esa entrevista resulto en dos notas.

La primera, refería a la historia del radicalismo donde la voz de Luna era el sostén principal de la nota, la cual fue aprobada – con mención especial a las declaraciones de Luna-.

La otra, consistía en entrevistar a una personalidad reconocida que hablara de un tema en el que fuera referente. Según mis cálculos, Félix Luna es una figura reconocida y autorizada tanto en historia como en política.

Basta con recordar que su padre fundó la UCR en La Rioja, su tío fue vicepresidente de Hipólito Yrigoyen, y él mismo fue secretario de Cultura de Buenos Aires entre 1986 y 1989. Resultó que la segunda nota no fue aprobada y rendí la materia en Diciembre. Lo llamativo fueron los motivos de la reprobación.

Para aquel profesor de periodismo, el historiador solo podía hablar de historia y no de política, “porque de política hablan los políticos”, dijo – en claro desacuerdo estoy o este blog no tendría sentido-. En definitiva, la nota no cumplía con la consigna ya que la personalidad elegida para la nota hablaba de un tema en el cual no era competente.

Todavía me pregunto que diría Luna si supiera que un periodista, haciendo las veces de profesor, consideró que no tenía la autoridad para hablar de política.

Imagino que Félix Luna, casi como una paradoja, podría parafrasear a Perón al decir que los brutos son el mal principal de la Argentina.

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